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Gracias a su diseño y funcionamiento, los sistemas de calefacción por aire aseguran una distribución homogénea del calor en todo el volumen del invernadero, evitando zonas frías o diferencias térmicas que puedan afectar negativamente al cultivo. Esta uniformidad térmica no solo protege a las plantas del estrés causado por las bajas temperaturas, sino que fomenta un crecimiento más equilibrado y saludable, favoreciendo una mayor calidad y rendimiento en la producción. Al mantener condiciones constantes y óptimas, se mejora notablemente la eficiencia del invernadero durante los meses más fríos, garantizando estabilidad en el desarrollo del cultivo y una cosecha más segura y rentable.